Lago Bâlea, Rumanía

Es un lago de orígen glaciar a 2034m de altitud. Es una atracción turística por su ubicación, en pleno corazón de los Cárpatos.

El lago se encuentra en pleno corazón de los Cárpatos, en lo más alto de la Transfăgărășan, una de las carreteras más emblemáticas de Rumanía.

Nuestra visita al lago Balea

Para llegar al lago tienes que recorrer la carretera Transfăgărășan, la más bonita de Rumanía. En invierno uno de sus tramos está cortado al tráfico, sin embargo, no hay mal que por bien no venga, puedes llegar al lago subiendo en un telecabina desde la Cascada Bâlea. Una subida que dura unos 12 minutos y que te regala unas vistas de película.

Y eso hacemos nosotros: aparcamos la autocaravana justo antes del cierre de la carretera, en la Cascada Bâlea. Hay algunos restaurantes y pequeños puestos de embutidos regionales y comidas artesanales y típicas como los langos, que son unas tortas fritas cubiertas de queso o de crème fraîche y ajo.

Y nos acercamos a la estación del telecabina. Me llama la atención lo antiguo de las instalaciones, que parecen estancadas en el año en el que las construyeron.

Lo malo son las esperas: si hay mucha gente, porque hay mucha gente y si no hay mucha gente, porque no sube con menos de 8 personas. Se paga arriba, conforme bajas, en la misma estación y se puede pagar con tarjeta. (Nosotros, 2 adultos y 3 niños, al cambio, 75€ aproximadamente).

Lo ideal es tener una tarjeta viajera, como nosotros la llamamos, para evitar que tu banco te cobre una barbaridad por la conversión de divisas. Recuerda que la moneda de Rumanía es el lei. En nuestro caso tenemos Revolut que seguro que la conoces pero que quizás no la tengas. En ese caso te invito a que te vayas pillando una ya, #EnlaceDeAfiliados, porque es la tarjeta estrella para los viajeros. Otro día de hablo de ella.

En la cabina pueden subir hasta 15 personas y cuesta a los adultos 50LEI cada trayecto, es decir, 100LEI por subir y bajar. Los niños pagan 30LEI por cada trayecto, o sea, 60LEI en total.

Como te decía, las vistas desde el telecabina son impresionantes: vimos toda la Transfăgărășan nevada y parece imposible que por ella circulen incluso autocaravanas cuando está abierta al tráfico. A mí me ha recordado la carretera que baja a Sa Calobra, en Mallorca.

Una vez arriba vemos toda la explanada que rodea al lago y el hotel de hielo, famoso por cierto, que estaba ya derrumbándose por el deshielo. Tampoco pudimos caminar por el lago por la misma razón: se está descongelando y es peligroso.

Hay una capilla en la que han llegado a celebrar hasta bodas. Estaba cerrada pero desde ahí lo que hicimos fue disfrutar de unas vistas del valle impresionantes.

También coincidimos allí arriba con dos chicas españolas viajeras (Victoria, aka @sempiterno__ y Marta, aka @wildsoulwolves) que, ojo a su feed, ¡menudas fotos hacen!.

Después de esperar un buen rato para bajar, llegamos de nuevo a la Cascada Bâlea, llené los tanques de agua y nos marchamos hacia el siguiente destino.

Sin duda creo que la mejor época para subir al lago sería en pleno invierno cuando puedes disfrutar de la pista de esquí y de todos los servicios, digamos que en la temporada alta. Puede que el verano sea también una época atractiva aunque no sé hasta que punto me apetece una avalancha de turistas.

En todo caso, creo que en primavera, con el deshielo, no es precisamente la mejor época de todas.

El lago es uno de los puntos de salida hacia el Molveneau, el pico más alto de los Cárpatos rumanos, sin embargo es una travesía seria que puede llevar entre dos o tres días de marcha.

También se puede hacer el Vf. Vanatoarea lui Buteanu, que con 2507m también está entre los picos más altos.

La subida al lago Balea es una oportunidad estupenda para perderte en la inmensidad de los Cárpatos y de disfrutar de unos paisajes preciosos en plena naturaleza. Con niños o sin niños.